martes, 17 de marzo de 2009

Directorio de establecimientos. (II)

El directorio de establecimientos proporciona el universo de establecimientos del sector educativo. Esta entrada es la segunda. La primera se encuentra aquí.

Para 1995 me había vuelto en experto en calidad de los datos, pero denoté que en el término de un año escolar podían cambiar mucho los datos de un directorio de establecimientos (de hecho, unos años más tarde pude cuantificar que podían cambiar hasta el 50% de los registros al semestre!), desactualizándolo si no se introducían cambios en los flujos de la información. Se inició mi travesía por el diseño de sistemas de información.

Me fueron necesarios cerca de seis meses en documentar los errores de calidad en los datos históricos del estudio censal del DANE, de nuevo financiado por el Departamento Nacional de Planeación, para poder argumentar y presionar cambios en dicho estudio. Entre ellos se presionó para un proceso de asignación de código DANE más ágil, y cambios en el proceso de reporte de novedades del directorio de establecimientos. Todo ello se realizó de manera paralela a la discusión de la actualización de los formularios a las nuevas realidades y responsabilidades de la descentralización. Abandoné mis compromisos con el tema desde fines del año 1996.

Cuando en el año 1998 fui el responsable de la recolección estadística en el Distrito Capital, tuve la oportunidad de implementar un proceso de reporte de novedades del directorio y de diseñar todo el proceso de verificación de la calidad de la información en el momento de recibo de los formularios. El DANE, que no contaba con una decidida colaboración por parte de las secretarías de educación, realizaba la depuración en sus oficinas luego de seis meses de haber recolectado los datos.

El proceso del Directorio en el Distrito presentó graves problemas por cuanto nadie era doliente del mismo. La oficina de sistemas no entendía qué de importante podía tener un directorio de establecimientos y no apoyaba el proceso, y las diferentes dependencias preferían no verse constreñidas por un procedimiento de actualización de sus directorios, sobre todo por la falta de alfabetización informática de los funcionarios. De nuevo el factor humano era obstáculo para la implementación de un sistema de información.

A inicios del año 2001 tenía bajo control el directorio de establecimientos del Distrito Capital. Las directivas de la secretaría de educación entendían que la única manera de disminuir su nivel de error era publicándolo para que los propios establecimientos solicitaran la corrección. Se publicó el de establecimientos oficiales pero para aquella época esos ya no eran problema. Los establecimientos privados eran los que no estaban bajo control. Las directivas solicitaron que como requisito previo para su publicación se consultara a las asociaciones de colegios privados con el objeto de que no se sintieran vulnerados. Problema aparentemente más político que real. El caso es que dichas asociaciones solicitaron la revisión de los datos por parte de ellos antes de su publicación. Los datos no les concordaban, en gran parte porque sus propios directorios de afiliados carecían de actualización. Pasaron los meses y no había decisión al respecto. Nunca se publicó. Ni chance de que se hiciera de manera electrónica en la página WEB de la Secretaría de Educación.

foto establecimiento educativo de Soledad, AtlánticoLa frustración no era esa, sino la incapacidad de los propios funcionarios del sector de comprender que un directorio de establecimientos es la piedra angular de la construcción de cualquier sistema de información integrado.

Durante los años que estuve en la Secretaría de Educación el único que me apoyó la construcción y mantenimiento del adoptado directorio de establecimientos, el cual era por supuesto fundamental para mis labores estadísticas, fue el encargado de la nómina docente. Le era un dolor de cabeza asignar docentes a establecimientos educativos inexistentes, o que no estaban ubicados en dónde le indicaba la bases de datos o que no contaban con los niveles de educación para los cuales estaba capacitado el docente.

Para el año 2001, con motivo de mi trabajo como consultor, tuve oportunidad de trabajar en una propuesta de mejoramiento de la calidad de la información y del sistema de información del sector educativo. En aquella época había un contratista del Ministerio de Educación que había adoptado el directorio y luchaba incesantemente para tener un buen directorio de establecimientos. Todavía nadie apoyaba el tema.

En el año 2002 se posesionó una nueva administración. Se hizo una revolución en los sistemas de información, pero no fue sino hasta el año 2004 que el responsable entendió que era necesario tener un directorio de establecimientos como elemento integrador de los sistemas de información. Pero un tema sin doliente ocasiona que la desactualización sea constante, causa básica de la imposibilidad de crear indicadores (información). Un resultado es que hacia el 2006 todavía no había credibilidad en la información del Ministerio de Educación.

Continúa ...

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